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De todo y nada, de lo que gusta y lo que no, de cosas vanas, de verdades y mentiras, de lo que pienso y de lo que no...nada mío y de muchos...

miércoles, septiembre 19, 2007

Chile y sus estudiantes con mochilas "molotov"

Volví, pero esta vez no para escribir. He estado algo ocupada estos meses y con complicaciones médicas, pero volveré a mi pasión. Por mientras, les dejo un artículo que pedí prestado sobre la situación laboral de los jóvenes en España. La nota está escrita por el autor de Capitán Ala Triste, Arturo Pérez Reverte y creo que grafica de cierta forma lo que pasa en Chile, o al menos lo que le pasó a algunos compañeros míos después de salir de la Universidad. Lo triste de todo esto, es que los estudiantes chilenos YA cargan bombas molotov en sus mochilas, atentando contra las mentiras y enterrando a su esperanza, la que murió mucho antes de terminar su educación secundaria.

Espero disfruten el artículo, que extraí a su vez de otro blog:
+ . * . - + aNa + - . * . +

LA MOCHILA Y EL CURRÍCULUM por Arturo Pérez Reverte

El Semanal, 09 febrero 03

Llueve a ratos, y Madrid está frío y desapacible. Pasan paraguas al otro lado del escaparate de la librería de mi amigo Antonio Méndez, el librero de la calle Mayor. Estamos allí de charla, fumando un pitillo rodeados de libros mientras Alberto, el empleado flaco, alto y tranquilo, que no ha leído una novela mía en su vida ni piensa hacerlo -«ni falta que me hace», - suele gruñirme el cabrón- ordena las últimas novedades.

En ésas entra un chico joven con una mochila a la espalda, y se queda un poco aparte, el aire tímido, esperando a que Antonio y yo hagamos una pausa en la conversación. Al fin, en voz muy baja, le pregunta a Antonio si puede dejarle un currículum. Claro, responde el librero. Déjamelo. Y entonces el chico saca de la mochila un mazo de folios, cada uno con su foto de carnet grapada, y le entrega uno. Muchas gracias, murmura, con la misma timidez de antes. Si alguna vez tiene trabajo para mí, empieza a decir. Luego se calla. Sonríe un poco, lo mete todo de nuevo en la mochila y sale a la calle, bajo la lluvia.

Antonio me mira, grave. Vienen por docenas, dice. Chicos y chicas jóvenes. Cada uno con su currículum. Y no puedes imaginarte de qué nivel. Licenciados en esto y aquello, cursos en el extranjero, idiomas. Y ya ves. Hay que joderse. Le cojo el folio de la mano. Fulano de Tal, nacido en 1976. Licenciado en Historia, cursos de esto y lo otro en París y en Italia. Tres idiomas. Lugares, empresas, fechas. Cuento hasta siete trabajos basura, de ésos de tres o seis meses y luego a la calle. Miro la foto de carnet: un apunte de sonrisa, mirada confiada, tal vez de esperanza. Luego echo un vistazo al otro lado del escaparate, pero el joven ha desaparecido ya entre los paraguas, bajo la lluvia. Estará, supongo, entrando en otras tiendas, en otras librerías o en donde sea, sacando su conmovedor currículum de la mochila.

Le devuelvo el papel a Antonio, que se encoge de hombros, impotente, y lo guarda en un cajón. Él mismo tuvo que despedir hace poco a un empleado, incapaz de pagar dos sueldos tal y como está el patio. Antes de que cierre el cajón, alcanzo a ver más fotos de carnet grapadas a folios: chicos y chicas jóvenes con la misma mirada y la misma sonrisa a punto de borrárseles de la boca. España va bien y todo eso, me digo. La puta España. De pronto la tristeza se me desliza dentro como gotas frías, y el día se vuelve más desapacible y gris. Qué estamos haciendo con ellos, maldita sea. Con estos chicos.

Antonio me mira y enciende otro cigarrillo. Sé que piensa lo mismo. En qué estamos convirtiendo a todos esos jóvenes de la mochila, que tras la ilusión de unos estudios y una carrera, tras los sueños y el esfuerzo, se ven recorriendo la calle repartiendo currículum en los que dejan los últimos restos de esperanza Licenciados en Historia o en lo que sea, ocho, años de EGB, cinco de formación profesional, cursos, sacríficios personales y familiares para aprender idiomas en academias que quiebran y te dejan tirado tras pagar la matrícula. Indefensión, trampas, ratoneras sin salida, empresarios sin escrúpulos que te exprimen antes de devolverte a la calle, políticos que miran hacia otro lado o lo adornan de bonito, sindicatos con más demagogia y apoltronamiento que vergüenza.

Trabajos basura, desempleos basura, currículums basura. Y cuando el milagro se produce, es con la exigencia de que estés dispuesto a todo: puta de taller, puta de empresa, boca cerrada para sobrevivir hasta que te echen; y si tienes buen culo, a ser posible, deja que el jefe te lo sobe. Aún así, chaval, chavala, tienes que dar las gracias por los cambios de turno arbitrarios, los fines de semana trabajados, las seiscientas horas extras al año de las que sólo ochenta figuran como tales en la nómina. Y si encima pretendes mantener una familia y pagar un piso date con un canto en los dientes de que no te sodomicen gratis. Flexibilidad laboral, lo llaman.

Y gracias a la flexibilidad de los cojones se han generado, dice el portavoz gubernamental de turna tropecientos mil empleos más, y somos luz y fan de Europa. Guau. Gracias a eso, también, un chaval de veintipocos años puede disfrutar de la excitante experiencia de conocer ocho empleos de chichinabo en tres o cuatro años, y al cabo verse el la calle con la mochila, buscándose la vida bajo la lluvia. Partiendo una y otra vez de cero.
Flexibilidad laboral. Rediós. Cuánto eufemismo y cuánta mierda. A ver qué pasa cuando, de tanto flexionarlo, se rompa el tinglado y se vaya todo al carajo, y en vez de currículums lo que ese chico lleve en la mochila sean cócteles molotov.

3 Comments:

  • At 19 septiembre, 2007 23:13, Blogger Andrea said…

    Uf, historia conocida. En Chile la situación no está muy buena, especialmente para carreras saturadas como Periodismo y Psicología. Tirar currículums para todas partes, para que ni siquiera se dignen a llamar para decir un "no". Es eso, o terminar trabajando en una porquería con un sueldo de porquería.

    En mi caso, me estoy especializando para así tener una oportunidad de un trabajo más digno.

    Buen artículo.

    Un abrazo,

    ~ Andrea ~

     
  • At 21 septiembre, 2007 14:27, Blogger CDG said…

    La repartija de oportunidades anda pésima, aunque algo se está haciendo para mejorarla. Cuando la desigualdad fundamentada en una división social añeja y burda, parte desde la cuna, es difícil superarla, y lo que se engendra a partir de eso es un resentimiento crónico, que a veces tiende a explotar. Por otro lado, no hay que ser muy vivo para pensar que los incidentes de las últimas "manifestaciones" han tenido que ver con armas compradas a través del narcotráfico...

    Pero hay que corregir muchas cosas. Eso está muy claro.

    Saludos!

     
  • At 21 septiembre, 2007 18:52, Blogger Claudia Castora said…

    No te pierdas por tanto tiempo otra vez.
    Paso a dejarte un beso grande Kika.

     

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