Yo no habla castellana

Estas semanas fueron geniales. Estuve metida al centro de un torbellino y reconozco que me gustó y no quiero salir. Hace un mes atrás conocí a 5 holandeses que están en Chile haciendo un proyecto en Puerto Lirquén para la Universidad Católica de la Santísima Concepción, que en realidad no es lo importante, pero estudié Periodismo y suelo contestar a ese tipo de preguntas irrelevantes.
¿Qué es lo divertido de todo esto?, pues muchas cosas. Primero: ellos no hablan castellana, sólo un peqüeño ( es así) y yo hablo inglés, según ellos "quite perfect", pero no me puedo explicar como quisiera. Partiendo de esa base, hubo demasiado malos entendidos.
El primero de ellos a los 10 minutos de concerlos, cuando intenté decirle a uno que si quería chicle de menta y él me responde en el pub...¿tú crees que lo necesito? y yo le dije sí pensando que me decía que si eran ricos...luego me dijo, perdón, no creí que tuviera mal aliento...ops!.
Otra del idioma...mi amiga va y dice: I suck (yo chupo), queriendo decir...I sucks (yo apesto), acto seguido todos más plop que condorito. (le pidieron que agregara la s y le dijeron que no quería saber qué había dicho)
Las diferencias son tan grandes en el sentido del humor, que cuando ellos se rían, yo y mi amiga calladas y vice versa; nos costó acostumbrarnos y entendernos las tallas, pero al fin lo logramos y tuvimos un grupo bastante cohesionado, cosa que digo con orgullo, pero lo malo es que fue cuando yo me vine a vivir a Punta Arenas, casi en la despedida. (esto da para otro post).
Cosas que aprendí; que el mundo es enorme y que el chileno se avergüenza de hablar inglés, aún cuando entiende la mayor parte de la conversación. Que los holandeses toman como condenados y comen mucho y también, por qué no, que son personas muy agradables y nada libertinos, incluso se soprendían con cosas insospechadas (Amsterdam no es Holanda, como Santiago no es Chile para definir la idiosincracia chilenita).
Cosas que aprendieron ellos: que no todos los chilenos somos bajos, que no hablamos inglés, que somos vergonzosos, que somos amables y cariñosos, que el pisco es bueno, que los universitarios salen como ellos los jueves. En las clases de español, lo único que aprendieron fue: pico de caballo (¿quién dice esto?), pa la corneta, conchasumadre, hueón y....¡merengue!...(esta palabra hacía que se movieran como si tuvieran un ají donde no les llega el sol...creo que reprobaron el curso de merengue).
Después de litros y litros de cerveza y de haber comprobado que los holandeses toman más pisco que un chileno (y sin hielo puaj!), puedo decir que estas experiencias transculturales son espectaculares y se las recomiendo a cualquiera.
PD: Los espero cuando vengan a las Torres del Paine...sigue la aventura!... 'S GOED!